Cuando parece que el alma se rompe
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Respeto a los mayores
25 octubre, 2012
Me resulta fascinante lo tremendamente ilógicos que podemos llegar a ser los seres humanos. Me explico: nunca estamos contentos con aquello que poseemos, siempre deseamos y anhelamos lo que no tenemos. Y ésto produce una continuada y profunda sensación de infelicidad e irrealización.
A lo largo de la vida vamos poniéndonos metas, una tras otra. Éstas nos ayudan a crecer y a madurar, nos hacen estar activos mientras nos encontramos en el camino para alcanzarlas. Pero…acaso no sucede en muchas ocasiones que, una vez conseguido el objetivo…¿sabe a muy poco? Pensamos: ¿Tanto trabajo para ésto? Y ahora…¿qué? La sensación de alegría por el deber cumplido se empequeñece ante el premio obtenido.
No es extraña esta situación. Para luchar contra ella nos ponemos más metas. Nuevos retos, más complejos, que probablemente deriven en nuevos fracasos cuando comprobemos que no eran realmente alcanzables. Y esta sensación es al menos tan dolorosa como la anterior.
Todos hemos sentido ésto. Todos hacemos lo mismo, reaccionamos incluso de forma similar en ambas circunstancias. Y por eso, cuando la sensación de desilusión o fracaso es común a todos, pues genera un bloqueo social que deriva en un inmovilismo absoluto: «no arriesgo, y así no fracaso», «no me pondré objetivos, y así no me desilusionaré». Nadie se mueve, hay miedo a fallar.
Tengo claro que debemos realizar cambios en nuestra manera de pensar, de vivir, de relacionarnos con los demás. Si llevamos acabo ciertas modificaciones, llegaremos a ver las cosas desde un prisma distinto. Cuentan que Edison llegó a realizar más de mil pruebas antes de inventar la bombilla. Así que, por intentar aplicar algunas variaciones en nuestra vida diaria tal vez no perdamos nada, al contrario. Te animo a probar lo siguiente:
¡Disfruta de lo que sí tienes! Olvida el entorno, el qué dirán o pensarán los demás.
¡Felicítate por ser tal como eres! Seguro que todos podemos mejorar cosas, no seas tan duro contigo.
¡Quiere de verdad a los tuyos! Demuestra lo importantes que son para tí, regala besos y abrazos.
¡Sé generoso! En todo, no hagas las cosas por interés.
Hay muchas más, pero empecemos por aquí. Párate a respirar de vez en cuando, descansa. ¿Para qué ir siempre deprisa y corriendo?
Y recuerda, LAS COSAS QUE MAYOR VALOR TIENEN EN LA VIDA NO PUEDEN PAGARSE CON DINERO, PORQUE SON GRATIS. Y lo mejor de todo: LA MAYORÍA…LAS ELIGES TÚ.
Abrazos, Rafa Ferrer.
Seguro que me he dejado algo en el tintero. ¿Qué crees que falta?¿Estás de acuerdo con lo expuesto? ¡Deja un comentario o jamás lo sabremos!
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